Conservas Friscos

Fue fundada en 1946 por D. Francisco Otero Mariño y D. Francisco Dotras Lamberti. La empresa continua siendo propiedad de la familia Otero (Nieto Otero) y actualmente es dirigida por la 4ª generación.

Conservas Friscos poseía dos fábricas históricas: La original de A Pobra do Caramiñal (A Coruña) y la posterior de Catoira (Pontevedra). En 2004 se vende la fábrica de A Pobra y se amplían las instalaciones de la fábrica de Catoira. Modernizándolas y dotándolas de la última tecnología disponible.

Conservas Friscos: Un punto de confluencia de varias familias del sector

Normalmente el sector conservero está dominado por empresas familiares donde la familia fundadora prevalece a lo largo de las generaciones. El caso de Conservas Friscos es diferente en tanto se debe al acuerdo entre dos familias distintas del sector y sin relación previa entre ellas: Los Otero en la Isla de Arosa y los Dotras de Vigo.

Conservas Friscos tuvo su primera fábrica durante más de 60 años en o Pozo, en la desembocadura del río Pedras, en A Pobra do Caramiñal. Allí se asociaron en 1940 dos Franciscos, Francisco Dotras Lamberri y Francisco Otero Mariño, y de ahí el nombre de la empresa, como contración de sus nombres.

La firma constituida como sociedad limitada, pasaría en 1950 a la familia Otero que es quien ostenta la propiedad actualmente.

Ambas familias procedían de los centros de precoz desarrollo del sector conservero en Galicia. En Vigo, José Dotras Graña ya había establecido junto con Barreras una fábrica de conservas en 1893 y otra posterior en 1899. La presencia de los Otero en el negocio fue posterior, y tuvo su inicio cuando Francisco otero empezó a trabajar como mecánico en la conservera de Goday de a Illa de Arousa, en los años 1920, hasta convertirse en 1931 en socio fundador de la firma Otero en la misma ubicación.

Después de la Guerra Civil, ambas familias deciden aunar esfuerzos y unirse. A lo largo de estas ocho décadas la empresa ha llegado a tener cuatro plantas operativas, todas ellas en la Ría de Arosa.

Francisco Otero Mariño nace en 1880 fruto del matrimonio entre Benito Otero Leiro, marinero de profesión, y Josefa Mariño Portas, ambos de a Illa de Arousa y ambos casados en segundas nupcias en 1878. Menos uno de sus bisabuelos, que era de Vilanova de Arousa, todos sus antepasados eran isleños. Y todos los varones, sin excepción, marineros.

Con experiencia en la fabricación y reparación de embarcaciones Francisco Otero entra a trabajar como mecánico en la fábrica de Goday en a Illa y posteriormente en 1931 y con 50 años se convierte en empresario, creando una sociedad colectiva con otros dos isleños. Posteriormente en al año 1935 Francisco Otero establece una nueva factoria, también en a Illa de Arousa. Por aquel entonces la primera procesaba 337 Tm de pescado y la segunda 150.

Finalizada la Guerra Civil, Francis Otero decide ampliar horizontes y decide establecerse en A Pobra en la antigua factoría de Ferrer y Montenegro.

La restricción en los cupos de aceite y hojalata obligaron a un máximo aprovechamiento de esta última y a desarrollar otros productos para los que no se necesitaba aceite y que podrían ser de gran aceptación para los consumidores de arroz. Es así como se inicia la preparación de almejas y berberechos en conservas, muy abundantes en A Illa de Arousa.

El resurgimiento de la sardina unido a una nueva fuente de aprovisionamientos que era el cultivo del mejillón en viveros flotantes, permitió que las fábricas de los Otero tomasen aire y saliesen adelante.

La ubicación en A Pobra facilitó las relaciones con otros empresarios y la participación en proyectos comunes fundando entre ellos varias empresas auxiliares relacionadas con el sector

En el año 1978 Friscos decide ampliar capacidad y adquiere en Catoira una nave. Con posterioridad se asocia con otros conserveros en una nueva sociedad para explotar el berberecho en Holanda.

La entrada de España en la CEE supuso una mejora en el acceso al mercado comunitario y un abaratamiento de los imputs. La creciente competencia del sector unido a los cambios tecnológicos obligaban a ganar tamaño y a adaptarse con rapidez. Lo que supuso el cierre de importantes empresas del sector.

Distinta ha sido la trayectoria de Friscos, que ha conseguido meterse en el club no de las que más facturan pero si de las importantes. En la desembocadura del Ulla, tras más de 80 años de presencia en el mundo de las conservas, la cuarta generación se encarga de prolongar la singladura de Otero Mariño.

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