“De la lata a la tapa”
Nada tan práctico cuando no disponemos de mucho tiempo para cocinar y el gusanillo del hambre ‘aprieta’ como abrir una lata de pescado o marisco en conserva, servir, acompañar con un poquito de pan y… ¡listo para disfrutar! No sólo es cómodo, limpio, y delicioso, sino que además, este tipo de conservas cuentan con interesantes propiedades nutricionales debido a su aporte de proteínas, minerales y ácidos grasos insaturados. Pero es que, además, estos pescados y mariscos pueden convertirse en ingrediente de exquisitas recetas. Así por ejemplo, un apartado en el que cuentan con una grandísima versatilidad es el de las tapas y canapés.
Pescados en conserva, un recurso muy saludable
Tener en la despensa unas latas de pescado en conserva es un recurso muy práctico para preparar una comida rápida. Tienen muchas propiedades y están al alcance de todos los bolsillos.
Una lata de Atún, de Atún Claro o de Bonito en aceite nos aporta los ácidos grasos omega 3 que tienen los pescados azules, además de numerosas proteínas y minerales. Por eso es una buena opción para tener en cuenta a la hora de preparar nuestros menús. El pescado en conserva se elabora con pescado fresco y con sal como conservante, por eso mantiene todas sus propiedades. Entre los minerales principales que nos aporta destacan el potasio, el fósforo, el magnesio, el hierro y el calcio. Contiene numerosos vitaminas, sobre todo liposolubles, como son la A, la D y la E, y también hidrosolubles, como las B3, B6 y B12. No tienen demasiadas calorías, sobre todo si elegimos el envasado al natural o en escabeche. En aceite cada ración de 40 gramos de bonito, caballa o sardinas nos aportan entre 80 y 100 calorías. El aceite de cobertura también nos aporta una buena dosis de ácido oleico, omega 6 y antioxidante naturales beneficiosos para nuestra salud. En escabeche y al natural. El pescado escabechado se realiza principalmente con sal y vinagre, aunque a veces se le añaden especias, hierbas aromáticas y también cebollas, ajos e incluso zanahorias y vino blanco. Adquiere así un sabor muy especial, pero conserva todas sus propiedades y da mucho juego en la cocina para preparar numerosas y variadas recetas. Las conservas hechas al natural llevan agua y sal, pero en menor cantidad que en otras fórmulas de conservación. También mantienen todas sus propiedades, con la ventaja de que aportan menos calorías porque no llevan grasa. Son muy apropiadas para aportar nutrientes cuando se añaden a otros platos, sin añadir mucho valor calórico, por eso son ingredientes a tener en cuenta cuando se sigue una dieta.